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Lettres & messages Varia sur la Passe #85

Mauricio Tarrab, Le envío algunas reflexiones sobre el tema del Pase…

Querido Jacques –Alain:

Le envío algunas reflexiones sobre el tema del Pase como aporte al debate que ud ha puesto en marcha. Aunque ese debate se halla iniciado y se esté desarrollando en la ECF, repercutirá en todas las Escuelas, y de hecho lo dirijo también a la EOL, donde sé que este debate resuena y que a su manmera viene discutiendo de el tema desde 2006 .

En el Congreso de la AMP en Buenos Aires, en abril del 08, participé de una mesa que se llamaba Modalidades del Pase en el siglo XXI. Copio primero algunos fragmentos de ese texto que considero todavía útiles , y luego algunas reflexiones actuales.

“Una reorientación de la política alrededor del Pase parece imprescindible, pero esa reorientación no será producto más que de una reorientación de la libido. Es eso lo que debería cambiar en nuestra comunidad, para que el pase, que casi ha sido puesto en la vitrina del museo del psicoanálisis, vuelva a manifestar su vitalidad. Hay algunos indicios y estas 6 nuevas nominaciones que hemos escuchado nos abren nuevas expectativas. Hemos pasado de un pase inhibición, a un pase síntoma que como tal seguramente volverá a traernos problemas. Espero que esa sea así, nada podrá cambiar si el pase sigue siendo tratado con tanto silencio.” […]

¿Se trata del dispositivo o se trata de la libido? ¿Se trata de buscar nuevas modalidades del pase y nuevas formas del dispositivo?. Por lo que he podido vivir como miembro de tres carteles y como pasante, el dispositivo del pase como tal se sostiene con su simpleza y su eficacia tanto como se sostiene el dispositivo freudiano, al que Lacan no necesitó poner patas para arriba para modificarlo de cabo a rabo. ¿Habría que proponer un pase a medio camino y un pase “final”?. Aunque es una evidencia que existen momentos de pase durante un análisis, creo que el pase capta un momento conclusivo y eso supone considerar por un lado lo inédito que se inscribe allí y por otro lado lo incurable que no dejará de retornar. Eso es ineliminable. Pase y “non plus ultra” no se llevan bien. El pase es imperfecto, y eso conviene mucho más a la experiencia efectiva.[…]

En los 40 años que han pasado desde la proposición de Lacan, esta no es la primera “reconfiguración”. En ese tiempo le han pasado muchas cosas a las Escuelas, a la comunidad analítica y a la práctica del pase. Ese desarrollo ha mostrado que el pase es permeable a la incidencia de la época, de los conceptos y de la política. Eso no es ninguna renuncia respecto de los principios. Eso quiere decir a mi juicio que no hay una dogmática del pase escrita en las estrellas. Estamos por el contrario en ese punto que -como decía J.A.Miller- Lacan dejó sin fijar. Lo cito: “Si Lacan hubiera entrado en detalles hubiera producido un efecto de sugestión que resultaría perjudicial para la autenticidad de la experiencia”. Es lo que debemos preservar a toda costa. Estamos en ese borde y allí solo tenemos fragmentos de una experiencia, que en el filo entre lo colectivo y lo singular, atraviesa las Escuelas. Por eso no hay, ni debería haber una dogmática del pase. Entre los aspectos doctrinarios y la práctica del pase hay un hiancia que debe mantenerse abierta.[…]

Por otra parte las modalidades del Pase en el siglo XXI ya son una realidad efectiva, no hay que especular sobre eso, hay que tomarlo en serio es decir encarnarlo en un política, JAM lo ha propuesto de múltiples forma : hay el pase lógico, el pase matema y el pase hystorización. Hay el pase relámpago y el pase escritura. Hay el pase científico y el pase artístico. Hay el pase atravesamiento y el pase sinthome, hay el pase 1 y el pase Bis. Y hay, por fortuna, la sorpresa del Pase.

Y terminaba mi exposición parafraseándolo a ud cuando decía que el “ psicoanálisis es un saber que siempre se alegra de recomenzar. Es por eso que se puede decir del psicoanálisis: ud aún no ha visto nada!!!. Es lo que podemos hoy volver a decir respecto del pase: Aún no hemos visto nada! . Entonces, preparémonos para lo que vendrá!” (Buenos Aires, abril 2008)

Y pues, eso ya llegó bajo la forma de esta marejada imparable que ha comenzado en la ECF pero que implica a todas las Escuelas de la AMP.

1. La política de la enunciación, o hacer de la enunciación una política

La política de la enunciación es una enorme y eficaz aplanadora de las jerarquías, en especial si estas se encuentran un poco rígidas en sus lugares institucionales y en especial si esa enunciación se autoriza en la relación que cada uno tiene con el inconciente, con el de cada uno, claro. Frente a eso que nos determina, nadie puede erigirse en un “maestro” (en el sentido que el término tiene en español). Pero sí puede hacer valer el saber-verdad que ha obtenido hasta allí de la experiencia del análisis. Y también puede hacer ver adonde se está respecto de su formación analítica. Eso es algo de lo que la Escuela debería tomar nota, poner a prueba y sancionar oportunamente. Es lo que entendí, como se lo dije en un mail unos días después, en la Jornada de Noviembre, respecto de esa frase de Lacan : “no hay formación analítica, hay formaciones del inconciente”.

La fórmula “todos analizantes” puede leerse : todos iguales frente a la experiencia del inconciente y de lo real. Desde allí hablamos, los practicantes, los AME, los AE y los “recién llegados”. Es un hecho que abre un campo nuevo, que renueva las cosas, que sacude las generaciones, y es saludable que eso no recaiga solo en los AE.

Bienvenido sea!! no estamos exentos de los problemas demográficos y por otra parte el tiempo es real. Aunque se sabe que la solución nunca ha estado en la juventud, eso ha traido también figuras colectivas macabras. Solo el talento da alguna esperanza. Pero al talento hay que hacerle lugar.

Eric, en su texto El pase-deseo, señala que ahora puede ser que una generación ya no piense que por su jerarquía no puede hacer el pase” . Pues yo mismo, y no debo ser el único, me presenté al pase formando parte de la “jerarquía”. Recuerdo muy bien cuando fui a decirle que me iba presentar al dispositivo y ud un tanto “grave” (según mi óptica de las cosas en ese instante”) me dijo:

– Nunca un Secretario de la AMP hizo el Pase

– Y? , le dije un tanto molesto y sin entender el problema que ud señalaba. Acaso eso me lo impide?

– No, me contestó ud , pero eso es nuevo.

2. El pase síntoma y el elemento Omega

El Pase mismo ha sido, desde su invención por Lacan, una política de la enunciación. Lo fue en una época en la que los semblantes institucionales eran mucho más firmes que ahora. Y como creo que es por ahí, por donde ud quiere volver a vitalizar el Psicoanálisis puro dentro de la Escuela, es que comparto su entusiasmo, aunque no sepa bien adonde vamos.

En cuanto a los testimonios, los que he escuchado desde noviembre, (y que alarman a algunos porque diluirían el pase como tal), creo que con al menos una excepción, son variantes de cómo alguien puede mostrar, en un punto de su análisis, como él entiende que se ha enredado con la verdad. Pero eso no es lo mismo que lo que ocurre en el Pase, donde, para citarlo a ud. mismo en su curso “El lugar y el lazo”, uno debe demostrar “como se sacó de encima sus amores con la verdad”. Por otra parte el pase consiste en demostrar la lógica de una separación, no la lógica de la propia alienación al inconciente.

Pero hay algo que tienen en común, que es mostrar como la experiencia analítica nos atraviesa. Atraviesa nuetras vidas. Cuando di mi primer testimonio, en un momento no muy sencillo en la EOL respecto del pase, pensé que lo que verdaderamente quería era decirle a mi comunidad que lo que hacemos en la práctica, que la experiencia que atravesamos, que nuestra orientación en el psicoanálisis, valía la pena. Quizás algo de esa enunciación hice pasar allí.

Por otra parte, además de los testimonios, las nominaciones de AE tienen aún otro valor que el de la trasmisión. La nominación de un AE, tienen el valor interpretativo de recordarle a las Escuelas su inconsistencia. Nos recuerdan a todos , no solo que hay un agujero en el saber, sino que hay un elemento, Omega, que forma parte pero que es heterogeneo al conjunto.

La Escuela debe vivir con eso, pero ¿quiere hacerlo? A veces si, a veces no.

3. Y mientras tanto, que ha sucedido en la EOL?

Puede el Pase dejar de ser un problema? Y si dejara de serlo, si fuera muy satisfactorio ¿no sería eso su domesticación?.

En la EOL, en los últimos cinco años hemos pasado por varias intensas tormentas alrededor del Pase. Dos crisis graves, la primera en diciembre de 2004 llevó a la suspensión del pase. La segunda en diciembre de 2005, donde un grupo trató de apropiarse del dispositivo, puso a la Escuela al borde de una crisis terminal. Hubo, a partir de allí una época de desierto y silencio, se desplegó la deflación y el descrédito respecto al Pase. No solo del dispositivo y su credibilidad, sino del final del análisis como posible y del pase mismo como acontecimiento verificable. No tengo ninguna duda de que se esperaba, secretamente con alivio, que esa « incomodidad » que es el pase pasara al museo. Hubiera sido el fracaso de la EOL y el triunfo de la endogamia grupal que es el nombre de nuestra “psicología de las masas”, contra la que el Pase ha sido una dosis de heterogeneidad necesaria, es decir sintomática, para que la Escuela sea una Escuela. Solo en Julio de 2006 y luego de una nueva nominación, el Delegado general comienza a gestionar la reposición del dispositivo.

Aunque hasta ese momento no se encontraba la manera de encauzar las cosas, el deseo estaba ahí. Volver de ese páramo no fue sencillo, requirió de la apuesta y de la sensatez de muchos y puso a prueba la relación de cada uno con el Psicoanálisis y con la Escuela. La EOL se movió, tuvo respuestas. Y cuando eso se despertó nuevamente algo, la Escuela misma estuvo dispuesta a verselas y a acoger de nuevo esa experiencia, alrededor de la que hubo un reordenamiento. Desde 2007, con un nuevo reglamento y la constitución de un cartel que resultó confiable para el conjunto de la Escuela, se inició otro movimiento. La perspectiva de la AMP y de la Escuela Una estuvo allí siempre presente durante las crisis y después. Con Graciela primero y luego con la intervención de Eric, en cada paso que se dio para poner las cosas otra vez en funcionamiento. Su inclusión en ese cartel fue fundamental.

En los últimos dos años el secretariado del pase de la EOL recibió 26 pedidos de pase y hubo 3 nominaciones. ¿Es poco? ¿Es mucho? ¿Cómo se evalúa eso?.

Esos 26 son quienes han corrido el riesgo, poniendo en juego todo lo que sus propios análisis les han aportado. Hayan pasado o no han contribuído a construir una experiencia colectiva incomparable. Es lo que tenemos en pleno funcionamiento. Un nuevo reglamento para el período 10-12 está en elaboración y la Escuela ha recibido con entusiasmo las últimas nominaciones.

Por su parte, el cartel del pase ha escuchado a suficientes pasantes como para poder tener un panorama de la orientación actual de los análisis , trasmitida por quienes habiendo o no “pasado”, han dicho lo que consideran esencial sobre el curso de sus análisis , sobre lo que consideran el final, o sobre lo que entienden que han obtenido de ese final. El Informe que el cartel tiene en elaboración tratará de dar cuenta de eso.

¿Es que le cuento maravillas de la EOL? De ninguna manera, sé muy bien que la EOL puede ser el inferno y que sus ronquidos a veces resuenan en el Rio de la Plata, pero respecto al pase está dispuesta a despertarse rápidamente. Cuente con eso.

¿Hemos llegado alguna parte? Sí, pero nada está asegurado.

4. Interrogar a los analistas

Creo que un debate sobre una reformulación del Pase , debe incluir la interrogación sobre los análisis mismos, sobre la orientación y la concepción que hoy tenemos del final del análisis, y en qué esta concepción se ha ido modificando a medida que hemos ido pasando del atravesamiento del fantasma al sinthome.

Hay que interrogar en que por ejemplo la transferencia no se constituye en un obstáculo para la salida del análisis. Un obstáculo puesto por el analista, no por el analizante. Ud mismo planteó esto en su intervención en Roma al citar el final del seminario X, donde Lacan advierte –¿a quien sino a los analistas?- que los analizantes no son sus obras.

La reconfiguración del pase requiere la libido, que se ha puesto a fluir intensamente otra vez, pero también requiere actualizar la clínica del final del análisis e interrogar a los analistas mismos en su relación al agujero en el saber. En suma, como Lacan lo indica, interrogar si son capaces de “perder allí su agalma”.

Querido Jacques-Alain le hago llegar también mi afecto

Mar de las Pampas , 12 de enero de 2010

Mauricio


2 réponses sur « Mauricio Tarrab, Le envío algunas reflexiones sobre el tema del Pase… »

Me quedó resonando eso de « solo tenemos fragmentos de experiencia » o sea, agrego uno más, el pase no todo.

Entrevista a Mario Bunge sobre psicoanálisis

Entrevistadores: Alejandro Agostinelli, Alejandro J. Borgo, Heriberto Janosch, L. Enrique Márquez, Mariano Moldes, Benjamín Pedrotti y J. C. Torres

-En el prefacio de su libro “Seudociencia e Ideología” ud. relata que cuando era adolescente tenía en su estudio tres retratos: el de Einstein, el de Marx y el de Freud. Dice que el primero en caer fue el de Freud. Nos gustaría saber cómo, cuando y por qué cayó. ¿Fue algo paulatino?

-No, fue bastante súbito. Fueron dos experiencias. Una con un psicoanalista amigo que me hizo uno de esos psicoanálisis instantáneos: “sí, lo que pasa es que vos tenés problemas de amor y de trabajo”. Yo tenía 16 o 17 años. Al principio pensaba ¿como se habrá enterado?. Después empecé a recapacitar: “todos los adolescentes tenemos problemas de ese tipo”. Y poco después este hombre enloqueció completamente: se quería tirar de una ventana porque decía que iba a salir volando. Entonces me dije “Bueno, por lo menos a la locura el psicoanálisis no la trata”. Segundo, leí un libro de Bertrand Russell que se llamaba algo así como Introducción a la Filosofía , de 1914. Y ahí tiene un largo capítulo sobre la psicología más avanzada de aquel tiempo: la reflexología y el conductismo, que habían nacido de Pavlov por una parte y de Watson por otra. Y, como todos saben, Russell se reía del psicoanálisis. Entonces pensé “Ah! esta gente tratará de explicar las cosas de un modo materialista, recurriendo al sistema nervioso”. Eso me abrió los ojos. Y tengo que recordar un tercer motivo: en aquella época yo me consideraba marxista. Leí un libro de Reuben Osborne –quien era freudomarxista- que expresaba la combinación o síntesis entre el marxismo y el freudismo, una corriente que nació en Viena y se propagó enseguida. El libro me indignó tanto que escribí un libro en contra. Y a medida que lo iba escribiendo me iba volviendo más y más antipsicoanalítico. Antes de estas tres experiencias yo creía en el psicoanálisis, desde luego, como adolescente porteño que ve los libros de Freud en los quioscos del subterráneo a 50 centavos cada uno, al alcance de todo el pueblo, de cualquiera que sepa leer y escribir; éstas me convencieron de que el psicoanálisis no era científico. Desde entonces, no he hecho más que continuar en esta opinión. Al estudiar psicología moderna, en particular psicología fisiológica, uno se da cuenta de que Freud, entre otras cosas, adopta una posición dualista frente al problema mente-cuerpo. Posición que no es original de Freud: es tan vieja como la religión, pero él la tomó del neurólogo inglés Hughlins Jackson, quien a su vez adoptó una posición propuesta por primera vez por el gran filósofo y matemático Leibniz, quien sostenía que los procesos mentales y los procesos biológicos eran paralelos entre sí. Cada vez que uno pensaba una idea, ocurría algo en el cerebro, pero era una sincronización: la mente iba por su lado y el cerebro por el suyo. Eran paralelos. Como dos relojes independientes pero sincronizados. Es la hipótesis del paralelismo psicofísico. Y bueno, es muy insatisfactorio. No se entiende por qué diablos son sincrónicos. Tampoco se entiende por qué un cerebro con muchas circunvoluciones nos confiere alguna superioridad. Si la mente no necesitara del cerebro, nos convendría tener un cerebro chiquito, que se ocupara de regular los movimientos y la temperatura, en lugar de tener una caja craneana tan incómoda que nos obliga, entre otras cosas, a la confección de sombreros.

-¿Y por qué piensa ud. que persistió el psicoanálisis? ¿Cómo convive con la psicología moderna? ¿Por qué tuvo tanto éxito? Inclusive en el ambiente universitario, académico, entre los médicos…

-Por tres motivos, creo. Primero: Freud y sus secuaces enfocaron dos problemas que la psicología tradicional había descuidado: el problema de las emociones y el problema del sexo. Los psicólogos tradicionales se ocuparon sólo de los procesos mentales conscientes. No se ocuparon de las emociones, del afecto ni del sexo; no se podía hablar de eso siquiera, era un tabú. Entonces ¿que pasa?, cuando la ciencia no se ocupa de un tema que interesa a todo el mundo, inmediatamente vienen los charlatanes y lo acaparan. Y el segundo motivo es que es fácil. El estudio del psicoanálisis no requiere ninguna preparación previa: un chico de 16 años puede convertirse en un erudito psicoanalista simplemente leyendo, porque se trata de leer textos. No hace falta estudiar psicología experimental, neurología, ni saber matemática o biología, no hace falta saber nada. Es el facilismo. Entonces, algo que es fácil y se ocupa de asuntos realmente importantes como son la emoción y el sexo, ¿cómo no va a atraer a la gente, en particular a los jóvenes incautos?. El tercer motivo ya es comercial: para poder aplicar una terapéutica cualquiera hace falta estar entrenado, por ejemplo como médico, psiquiatra o psicólogo clínico. Hay que estudiar seriamente si uno quiere ser eficaz y honesto. Para ser psicoanalista no hace falta nada. Un psicoanalista puede practicar, puede ganarse la vida y ganársela bastante bien –por lo menos en EE.UU. y el resto de Norteamérica donde cobra 100 dólares la hora-. Puede hacerlo sin ninguna preparación previa. Esos son los motivos: que el psicoanálisis se ocupa de problemas auténticos –aunque se ocupa mal-, que es fácil y que es rentable. Los tres hicieron que el psicoanálisis se expandiera como reguero de pólvora. Pero ya terminó su ciclo. Queda solamente en los países del Tercer Mundo.

-En la Universidad de Buenos Aires más del 90% de la gente enseña psicoanálisis. Más que enseñar, se adoctrina. En primer año se ve psicoanálisis, en segundo o tercero se ve “psicopatología” que es puro Lacan. No se ve una actitud de apertura…

-Claro. “Macaneo I”, “Macaneo II”, “Macaneo III”…, y ya pueden empezar. Se lanzan sobre la población incauta y pueden ejercer una profesión.

-Y las comunidades científica y universitaria ¿qué hacen frente al psicoanálisis? ¿Lo toleran?.

-Desgraciadamente hay excesiva tolerancia para con los colegas. Pero lo que sucede en los países más avanzados es que se tolera a algún profesor que haga psicoanálisis. Por ejemplo, en mi Universidad (McGill) hay uno o a lo sumo dos miembros del departamento de psiquiatría que hacen psicoanálisis. Más no. Y los demás los toleran entre otras cosas porque carecen de las herramientas epistemológicas para demostrar que el psicoanálisis es una pseudociencia. Y también, digámoslo de frente, les falta el coraje para decirlo. En particular tratándose de psicosis, si ud. pone a un psicótico –digamos un esquizofrénico o un depresivo- en manos de un psicoanalista, ese enfermo no se va a curar y, más aún, corre peligro de terminar suicidándose o matando a otro. Esta mañana recibí una carta de un amigo con quien había perdido contacto, con el que habíamos trabajado juntos en la Universidad Obrera en los años ´40. Me contaba que su odio al psicoanálisis se debe a que tenía una hija depresiva, que se había puesto en manos de un analista. Con la palabra no se cura la depresión… Esta chica terminó pegándose un tiro, ¡su única hija!. Entonces, él no tiene un motivo puramente intelectual sino también afectivo para considerar que la práctica del psicoanálisis es delictuosa. Tolerarla es dar patente de corso a los charlatanes. A diferencia de la astrología y la parapsicología, que arruinan la manera de pensar y concebir el mundo pero –que yo sepa- no ponen en peligro la vida de nadie, el psicoanálisis es mucho más nocivo que estas creencias.

-Pero ¿no cree ud. que el psicoanálisis es la pseudociencia que, por dictarse en la Universidad , más influye sobre el estudiante?

-Sí, sí. En la Universidad argentina ¿eh?; en mi Universidad y en las demás de Norteamérica no se enseña psicoanálisis, y menos que menos psicoanálisis lacaniano. Con alguna que otra excepción, y siempre en los departamentos de psiquiatría, no en los de psicología. Está en plena decadencia. A partir de los años ´70 –o tal vez un poco antes- la cultura argentina ha sido barrida por los militares y por el irracionalismo. Es uno de los tantos componentes del esoterismo, del macaneo. ¿Cómo no va a invadir la Universidad ?. La Universidad ha sido destruida en 1966 por la dictadura militar. Luego vino un intento de recuperación, después fue vuelta a destruir, y todavía no se ha recuperado. Es un escándalo que no haya epistemólogos que hagan la crítica de esta macana por falta total de preparación científica y filosófica. Hay que combinar las dos cosas.

-Una forma de ganarle terreno a los psicoanalistas sería disponer de un buen presupuesto, porque la psicobiología necesita laboratorios e instrumental, mientras que el psicoanálisis es barato para quienes lo practican.

-Por supuesto. Es más fácil escribir un artículo psicoanalítico que una contribución seria a la psicología científica. Pero en el país existen –por suerte- psicólogos biológicos; los he encontrado en Mendoza y en Rosario. En España y México, invadidos por psicoanalistst argentinos, me he encontrado con algunos. Esta gente ha invertido años en adquirir esta preparación. La psicología moderna –con laboratorios- es la única que está haciendo avances espectaculares. Por eso es que se interesan por ella muchos médicos, psiquiatras y estudiosos de las afasias, de las perturbaciones del habla y de la comprensión del habla.

-Martin Gardner, en uno de sus últimos libros, sostiene que una buena forma de aprender ciencia es viendo en qué se equivocan sus chiflados. Esa parece una frase suya. ¿De qué chiflados, de que pseudociencias cree ud. haber aprendido más?

-Del psicoanálisis, claro. Ah! también algo de la parapsicología. El motivo fue que algunos colegas físicos y matemáticos creían en la parapsicología. En la Universidad , la creencia en la parapsicología está muy difundida. Alrededor del 50% de la gente cree en la posibilidad de la telepatía, no tanto ya en la telekinesis. Para hacer la crítica uno necesita argumentos, y así lee artículos del Journal of Parapsychology, analiza los experimentos, trata de ver qué es lo que falla, y hace además una crítica psicológica, desde el punto de vista de la filosofía de la mente. Como dice Gardner, se puede aprender mucho sobre el método científico leyendo a los macaneadores. Pero yo no creo que sean chiflados de la ciencia, ni que estas creencias sean ciencias patológicas, como alguien las llamó; son simplemente no-ciencia. Ni siquiera se toman mucho trabajo para aparentar ser ciencias, cualquiera puede entenderlas. Los únicos pseudocientíficos que hacen experimentos son los parapsicólogos, del mismo modo, la única pseudociencia que se apoya en una ciencia es la astrología; son los únicos que consultan a la astronomía, los demás se valen solos. Son independientes. Justamente Freud insistía con el tema de la independencia del psicoanálisis con respecto a la neurofisiología, y Lacan aún más. Lacan quiso rescatar un proyecto de Facultad de Psicología esbozado por Freud. Los estudiantes deberían aprender literatura, mitología, y por supuesto, psicoanálisis I, II, etc. Tenían que tener cultura literaria y humanística pero ninguna cultura científica. En particular no se aprendía psicología experimental, nada que oliera a laboratorio. ¡Que contentos se pondrían al saber que su proyecto se realizó aquí, en el Tercer Mundo!

-Ud. cree que Freud tuvo desde el principio un objetivo bien determinado o más bien que la teoría psicoanalítica fue formándose un poco azarosamente, de acuerdo a las vivencias y rasgos de personalidad del propio Freud?

-Bueno, ud. conoce la carrera de Freud. Comenzó como neurólogo, siguiendo la escuela de Hughlins Jackson. Él intentó hacer algo de laboratorio y no le salió. A él –como a cualquiera- le interesaban los sueños, las psicopatologías, etc., y en ese momento la psicología científica, sobre todo la parte de las psicopatologías, estaba poco avanzada. No es que no existiese; había empezado en Francia con Paul Broca y en Alemania con Karl Wernicke. Sin embargo no eran muy populares. Ahora bien, Freud –y esto lo dice claramente Ernest Jones, su más afamado biógrafo- quería casarse, y se sabía incapaz de hacer carrera por falta de méritos científicos suficientes, siempre sería un profesor adjunto. Entonces decidió abandonar completamente la orientación científica. No solo está Jones, que es muy explícito. También se puede ver en su propia correspondencia. Aparte de ese interés material, y de la imposibilidad de hacer una carrera científica por falta de competencia, de originalidad, debe haber influido también el hecho de que Freud era cocainómano, Necesitaba la droga y se daba cuenta de que no podía alcanzar la lucidez sin ella, y eso, a una persona que ha recibido entrenamiento médico –Freud lo tuvo en la Escuela de Medicina de Viena, que junto con las de Berlín y de París eran las más prestigiosas de Europa- debe haberlo preocupado bastante, quitándole confianza ante la posibilidad de hacer ciencia en serio. Pero además estaba su interés auténtico por los problemas afectivos, la sexualidad, las emociones. A fines del siglo 19 hay en él una auténtica conversión. El hombre abandona totalmente el camino científico y se desbarranca.

-Es como ud. decía en una conferencia: “donde hay un vacío, ese vacío se llena con basura”. Sería el caso de toda esta pseudopsicología…

-Sí, sí. No el caso de Lacan, que no enfocó ni un solo problema científico en su vida. Pero es así en general, sobre todo a nivel popular.

-Pero ¿podemos decir que hay un vacío a nivel psicoterapéutico en las corrientes psicológicas que tratan de enfocar científicamente su campo de interés?

-Lo había hasta que nació la terapia de la conducta, que se ocupa de los casos tratables por medios sencillos, sin drogas. Lo hubo en el caso de la depresión y la esquizofrenia hasta 1955, cuando por primera vez se descubrieron neurolépticos eficaces. Es cierto que tienen efectos secundarios muy desagradables de tipo dermatológico y pérdida de memoria, aunque no una pérdida definitiva. También es verdad que tales dolencias no se pueden curar definitivamente, pero sabemos controlarlas. Por ejemplo, un íntimo amigo mío, investigador de primera línea, es maníaco-depresivo. Se controla con esas drogas. Cuando está en el período maníaco, o sea ascendente, es de una productividad increíble. Después tiene depresiones, pero controladas; jamás tiene las que lo afectaban antes de comenzar a tratarse con las sales de litio. Yo lo he visto en sus depresiones antes del tratamiento. ¡Estaba totalmente destrozado!. Parecía un chico autista, encerrado en sí mismo, sin querer ver ni oír nada, desconfiando de todo el mundo –hasta de sus amigos y de su mujer-. Pero ahora está controlado: produce, va al laboratorio todos los días, escribe –y no pavadas- sobre cosas importantísimas. Hoy día se puede llevar una vida casi normal con problemas depresivos que, no tratados, probablemente llevarían al suicidio. Una sobrina mía es un caso parecido; una poetisa brillante. Al principio la trataba un psicoanalista y, por supuesto, ella iba de mal en peor. No sólo dejó de escribir sino que se escapaba de la casa y tenía unos episodios espantosos. Ahora está controlada, felizmente. Pero hay mucho por hacer todavía, no hay suficiente gente ocupándose de estas cosas y hay demasiada creyendo que la magia de la palabra puede suplir a las drogas, porque ignora que, entre otras cosas, el cerebro es un sistema químico. Basta cambiar la química del cerebro para modificar la forma de sentir o incluso de pensar. Y en realidad todos nosotros tenemos experiencias en ese sentido. Cuando estamos adormilados tomamos una taza de café; hay una droga llamada cafeína que nos da lucidez. Por eso no tendría que ser tan difícil de comprender.

-Esto es una grave objeción al dualismo, el cual sin embargo persiste.

-Persiste entre otras cosas porque estamos atados a la religión, porque tenemos resabios de una filosofía anticuada. Todavía la mayor parte de los cursos de psicología no son cursos de psicología biológica. El estudio de lo mental no se encara desde una perspectiva biológica.

-En su libro “El problema mente-cerebro”, ud. hace una crítica a la postura de que los predicados mentalistas no son reductibles a predicados neurofisiológicos. Está claro que su concepción de la mente es la de una colección de procesos cerebrales. ¿Qué me dice de Russell cuando afirma que esos predicados son sintéticos y no analizables?

-Sí, pero tenga en cuenta que Russell escribió esto en 1921, cuando casi toda la psicología fisiológica que había trataba sobre el problema de la percepción. Se ha avanzado muchísimo en estos tres cuartos de siglo. Le voy a dar un ejemplo. Ud. puede decir que Fulano está hablando. Una manera neurofisiológica de decirlo es afirmar “las áreas de Wernicke y de Broca de Fulano están activas”. Otra: “Fulano está viendo”, es como decir “la corteza estriada de Fulano está activa en este momento”. A primera vista pareciera que no tienen nada que ver. Eso ocurre porque no nos hemos acostumbrado. Es como si un dualista le dijese a un físico que el predicado brillante no tiene nada que ver con los que intervienen en la teoría del estado sólido, que analizan el proceso de reflexión de un rayo luminoso por los átomos que componen la superficie del objeto brillante, y sin embargo es la misma cosa. Los primeros en darse cuenta de que podemos deducir o definir los predicados que usamos para describir nuestras percepciones en términos de predicados que definen cosas invisibles fueron los atomistas griegos. Claro que ellos no tenían toda la teoría que ahora tenemos. Hoy se puede. El paso que la física dio en este siglo (XX), tendrá que hacerlo la psicología en el próximo.

-¿Puede decirse que en ese sentido el programa de la psicología fisiológica es la reducción de los predicados mentales fenomenistas a predicados neurofisiológicos?

-Sí. Y requiere de teorías, difíciles, que están en proceso de construirse. Pero los obstáculos no son inherentes a la materia sino a la formación de los psicólogos. No suelen tener una buena formación biológica, y menos aún matemática. Entonces, los que se dedican a la psicología matemática, al no tener una buena formación biológica, se contentan con hacer teorías –por ejemplo del aprendizaje- que no tienen ninguna relación con el llamado sustrato neurofisiológico. La ley de Thorndike sobre el aprendizaje puede enunciarse sin recurrir a consideraciones psicobiológicas. La ley es correcta, pero queremos entenderla en términos de refuerzo de conexiones neuronales. Entonces lo que se necesita es un Hebb con cultura matemática. La formación inicial de Hebb fue literaria. Una vez yo le pregunté “Por qué le tiene rabia a la matemática, o a los modelos matemáticos”, y me contestó: “No, ese es un defecto personal mío. Yo de adolescente soñaba con escribir novelas, incluso escribí una. Yo no le tengo rabia a la matemática, es que no sé”, “¿Y no habrá un segundo motivo?” continué yo, “como los modelos que hoy hay son en su mayoría conductistas y por lo tanto superficiales, no llegan al meollo de la cuestión »”… Ahí Hebb estuvo de acuerdo conmigo. Yo creo que hay que imponer, no un proyecto de Facultad de Psicología, sino cambiar los planes de estudio en esa carrera, e incluir una buena formación biológica y matemática.

-Volviendo al psicoanálisis, el Dr. Klimovsky, sin ser un defensor del psicoanálisis, propone considerarlo como una protociencia antes que como una pseudociencia, y esperar que los psicoanalistas sistematicen la teoría psicoanalítica para convertirla así en científica. ¿Ud. opina que no hay nada rescatable en el psicoanálisis?

-No, no hay nada rescatable. Lo que pasa es que Klimovsky es un matemático, y él tiene la visión de la ciencia que es común a los matemáticos. Creo entender que su posición es la de que si se axiomatizara y se formalizara correctamente el psicoanálisis, ya se convertiría en ciencia. En mi libro La investigación científica desarrollé un contraejemplo; doy allí una “Axiomática de los fantasmas”, una teoría matemática de los fantasmas. Matemáticamente es correcta… ¡pero los fantasmas no existen!. La matematización es necesaria para hacer avanzar una ciencia más allá de cierto límite, para aumentar la precisión y la profundidad, pero no es imprescindible para hacer ciencia, y menos aún suficiente. Se puede macanear matemáticamente. La matemática no nos da más que formas; si ud. llena las formas con basura, sigue siendo basura. Si en vez de descartar la basura la pone en un paquete lindo, con un moño rosa, sigue siendo basura. Yo estoy en desacuerdo con el Dr. Klimovsky; el psicoanálisis no es científico, es una pseudociencia. Hace dos tipos de afirmaciones gratuitas: las comprobables y las no comprobables. Las no comprobables son no científicas desde el vamos. Las comprobables se dividen a su vez en dos grupos: las que nunca fueron puestas a prueba – y aún así son sostenidas por los psicoanalistas- , y las que sí lo fueron y resultaron ser falsas. Estas últimas ¡nunca fueron ensayadas por psicoanalistas, quienes jamás se anduvieron tomando ese tipo de molestias!. Entonces, el carácter pseudocientífico del psicoanálisis es evidente. En cuanto a que el Dr. Klimovsky no defiende el psicoanálisis, cabe destacar que hace 30 años –por lo menos- que viene haciéndole propaganda.

-Como miembro del CSICOP, ud. habrá observado que cuentan con un psicoanalista entre sus consultores, y además la revista –The Skeptical Inquirer- nunca ha tocado el tema del psicoanálisis. ¿Habló de eso con Paul Kurtz alguna vez?

-Sí. Lo que ellos quieren hacer es una especie de frente único contra la parapsicología, la ufología, etc. Ese es un error de omisión; yo los acompaño en la medida en que estoy de acuerdo con ellos en otros respectos. Pero tenga en cuenta también que The Skeptical Inquirer no publica artículos psicoanalíticos, que ya es algo.

-Lo que sí hubo fueron críticas salpicadas, como la de Terence Hines. Pero si alguien lo quisiera abordar ¿usted cree que habría censura?

-Yo no creo. Una vez publicaron algo que les mandé y allí mencionaba al psicoanálisis como una pseudociencia.

-Tal vez ese descuido se deba a que el psicoanálisis allí no es un fenómeno tan extendido como aquí, y preocupa más el tema de la creencia en los fenómenos psi.

-Sí, en efecto. Las otras supersticiones son mucho más populares. Tengamos en cuenta que la mitad de la población universitaria, por lo menos en el caso de los estudiantes, cree en la realidad de los fenómenos parapsicológicos.

-Una nota del diario Clarín habla de un estudio según el cual 3 de cada 4 adolescentes en lo EE.UU. creen en los ángeles.

-¡Pero siempre llegan tarde los ángeles! (Risas). Son como los detectives de las películas: cuando ellos llegan han matado a media docena de personas, y a menudo siguen siendo asesinadas mientras ellos investigan. Tal vez será que no están informatizados, los ángeles.

-Volviendo al psicoanálisis, ¿conoció ud. la obra del Dr. Georg Friedrich Nicolai?. Fue uno de los primeros en atacarlo en su obra “Análisis del psicoanálisis”.

-No leí el libro pero sí sé del Dr. Nicolai. Fue uno de los cuatro científicos que firmó un manifiesto en contra de la Primera Guerra Mundial y por eso se tuvo que ir de Alemania…

-Para terminar, se nos dice frecuentemente que al exigir una postura científica somos cerrados, negativistas, que no somos abiertos…

-(Interrumpe)¡¡Y está bien!!… (Risas). Somos cerrados. No somos abiertos a la basura. Eso es lo que están diciendo ustedes: “No consumimos basura. Somos muy cerrados”

Fuente: El Ojo Escéptico, órgano de la Fundación CAIRP

Quien es Mario Bunge:

-Nacido en Buenos Aires el 21 de agosto de 1919.

-Residente de Montreal, Canada, desde 1966.

-Doctor en ciencias fisicomatematicas,Universidad Nacional de la Plata (1952).

-Doctor honoris causa: Simon Fraser University (1981); Universidad de Rosario (1985);

Universidad Nacional de la Plata (1987); Universidad Federal de Santa Catarina (1991);

Universidad Nacional de Cordoba (1995); Universidad Cayetano Heredia (1996);

Universidad Inca Garcilaso de la Vega (1996); Universidad Nacional del Sur (1997);

Universidad Nacional de San Agustin de Arequipa (1997

-Catedratico: Fisica teorica en las Universidades de Buenos Aires (1956-58) y de la Plata (1956-59);

De filosofia, Universidad de Buenos Aires (1957-62) y McGill University( 1966 a la fecha);

Profesor visitante de filosofia, University of Pennsylvania (1964-1965) yUniversity of Texas (1963);

Profesor de fisica y filosofia, Temple University (1964-65) u University of Delaware (1965-1966);

Profesor visitante, Universidades de Freiburg, R.F.A. (1966); Nacional Autonoma de Mexico (1968);

Aarhus (1973); Ginebra (1986-87) y Genova (1993-94); Profesor investigador, Universidad Nacional Autonoma de Mexico (1975-76); Professor of Logic and Methaphysics, McGill University (actualmente)

Miembro de:

De la Academie Internationale de Philosophie des Sciences (1965)

Institut International de Philosophie (1969)

Academy of Humanism (1985)

Fellow of the American Association for the Advancement of Science (1984)

Royal Society of Canada (1992)

Distinciones:

Award of Merit, University of Wisconsin (1979)

Premio Principe de Asturias en Comunicacion y Humanidades (1982)

Volumen de homenaje: Scientific Philosophy Today: Essays in Honor of Mario Bunge (J. Agassi y R. S. Cohen, 1982)

Volumen de estudios criticos (P. Weingartner y G. Dom)

Studies on Bunge’sTreatise (1990)

Ensayos bibliograficos (R. Serroni-Copello)

Encuentros con Mario Bunge (1980)

Entretiens avec Mario Bunge (L. M. Vacher, 1993)

Autor de 80 libros y de mas de 450 articulos sobre temas de fisica teorica, matematicas aplicadas, teoria de sistemas, sociologia matematica, epistemologia, semantica, ontologia, axiologia, etica, politica cientifica,etc

Bibliografía
Libros de Mario Bunge en español
•2011: Mario Bunge. Provocaciones. Bs.As. Edhasa.•2010: Las pseudociencias ¡vaya timo! Pamplona: Editorial Laetoli.
•2009: Filosofía política. Solidaridad, cooperación y Democracia Integral. Barcelona: Editorial Gedisa.
•Versión castellana de Mario Bunge: Political Philosophy: Fact, Fiction and Vision. New Brunswick, NJ, Transaction, 2008.
•2009: Tratado de filosofía. Vol. II, Semántica 2: Interpretación y verdad. Barcelona: Editorial Gedisa.
•Versión castellana de Mario Bunge: Treatise on Basic Philosophy. Vol. II, Semantics 2: Interpretation and Truth. Dordrecht, Reidel, 1974.
•2008: Tratado de filosofía. Vol. I, Semántica 1: Sentido y referencia. Barcelona: Editorial Gedisa.
•Versión castellana de Mario Bunge: Treatise on Basic Philosophy. Vol. I, Semantics 1: Sense and Reference. Dordrecht, Reidel, 1974.
•2007: A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo. Barcelona: Editorial Gedisa.
•Versión castellana de Mario Bunge: Chasing Reality: Strife over Realism. Toronto, University of Toronto Press, 2006.
•2006: 100 Ideas. El libro para pensar y discutir en el café. Buenos Aires: Sudamericana. (Compendio de artículos periodísticos).
•2005: Intuición y razón. Buenos Aires: DeBolsillo – Sudamericana. (Existe primera edición en 1996 de otra editorial).
•2004: Emergencia y convergencia. Novedad cualitativa y unidad del conocimiento. Barcelona: Gedisa.
•Versión castellana de Mario Bunge: Emergence and Convergence. Qualitative Novelty and The Unity of Knowledge. Toronto, University of Toronto Press, 2003.
•2004: Mitos, hechos y razones. Buenos Aires: Sudamericana.
•2003: Cápsulas. Barcelona, Gedisa. (Compendio de artículos para la agencia de noticias EFE y la prensa argentina).
•2002: Ser, saber, hacer. México: Paidós.
•2002: Filosofía de la psicología (en colaboración con el doctor Rubén Ardila). México: Siglo XXI Editores, 2.ª ed.
•2002: Epistemología. Curso de actualización. 3º ed. Barcelona, Ariel.
•2002: Crisis y reconstrucción de la filosofía. Barcelona: Editorial Gedisa.
•Versión castellana de Mario Bunge: Philosophy in Crisis. The Need for Reconstruction. Nueva York, Prometheus Books, 2001.
•2001: Diccionario de filosofía. México: Siglo XXI Editores.
•2000: La investigación científica. Su estrategia y su filosofía. México: Siglo XXI Editores.
•2000: Fundamentos de biofilosofia. México – Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
•1999: Las ciencias sociales en discusión. Buenos Aires: Sudamericana.
•1999: Buscar la filosofía en las ciencias sociales. Madrid: Siglo XXI Editores,
•1997: Vistas y entrevistas. Buenos Aires: Sudamericana, 2.ª ed.
•1997: La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires: Sudamericana.
•1989: Mente y sociedad. Madrid: Alianza Universidad.
•1985: Teoría y realidad. Barcelona: Ariel.
•1985: Seudociencia e ideología. Madrid: Alianza Universidad.
•1985: Racionalidad y realismo. Madrid: Alianza Universidad.
•1983: Lingüística y filosofía. Barcelona: Ariel.
•1982: Economía y filosofía. Madrid: Tecnos.
•1978: La causalidad: el principio de causalidad en la ciencia moderna. Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires (4.ª edición). Reeditado por Editorial Sudamericana (Buenos Aires), en 1997.
Libros recientes en inglés
•2010: Matter and Mind. Dordrecht-Heidelberg-Londres-Nueva York, Springer.
•2008: Political Philosophy. New Brunswick, NJ, Transaction Publishers.
•2006: Chasing Reality. Strife over Realism. Toronto, University of Toronto Press.
•2003: Emergence and Convergence. Qualitative Novelty and the Unity of Science. Toronto, University of Toronto Press.
•2001: Philosophy in Crisis. The Need for Reconstruction. New York, Prometheus Books.
•2001: Scientific Realism: Selected Essays of Mario Bunge (Edited by M. Mahner), New York, Prometheus Books.
•1997: Foundations of Biophilosophy (en colaboración con el Dr. Martin Mahner). Berlín, Springer.
Otras publicaciones
•Introducción de Teoría y estructura sociales, de Robert K. Merton (Fondo de Cultura Económica, México).
Trabajos sobre la obra de M. Bunge
•Agassi, Joseph y Robert S. Cohen (eds.). 1982. Scientific Philosophy Today: Essays in Honor of Mario Bunge. Dordrecht, Reidel.
•AA. VV.: Congreso-homenaxe internacional a Mario Bunge. Mos (Galicia), Grupo Aletheia, 2003. Artículos de:
•J. Aracil («Mario Bunge y la teoría de sistemas»),
•A. Barceló («Filosofía y economía: tres nociones bungeanas»),
•Mario Bunge («Problemas inversos»),
•M. Mahner («M. Bunge’s philosophy of biology»),
•I. Morgado («Cerebro, mente y filosofía»),
•J. Mosterín («Semblanza de Mario Bunge»),
•M. A. Quintanilla («La racionalidad instrumental») y
•Héctor Vucetich («Mecánica cuántica y realismo»)].
•Denis, Andy: «Methodology and policy prescription in economic thought: a response to Mario Bunge». 2003.
•Denegri, Guillermo y Gladys E. Martínez (eds.). Tópicos actuales en filosofía de la ciencia. Homenaje a Mario Bunge en su 80.º aniversario. Mar del Plata: Martín, 2000.
•Dimeo Coria, Mauricio. Materia, realidad y existencia en Mario Bunge Tesis de Licenciatura, Facultad de filosofía y letras, UNAM, 2008.
•Marone, Luis y Rafael González del Solar: «Homenaje a Mario Bunge, o por qué las preguntas en ecología deberían comenzar con « por qué »». En Denegri, Guillermo y Gladys E. Martínez (eds.) Tópicos actuales en filosofía de la ciencia. Homenaje a Mario Bunge en su 80.º aniversario (pág. 153-178). Mar del Plata: Martín, 2000.
•Pickel, Andreas (ed.). « [Systems and Mechanisms: A Symposium on Mario Bunge’s Philosophy of Social Science] ». Dos números especiales (2 y 3) del volumen 34 (2004) de Philosophy of the Social Sciences dedicados a la filosofía social de Bunge.
•Serroni-Copello, Raúl: Encuentros con Mario Bunge. Asociación de Investigaciones en Psicología, 1989.
•Vacher, Laurent-Michel: Entretiens avec Mario Bunge. Montreal: Líber, 1993.
•Weingartner, Paul y Georg J.W.Dorn (eds.). Studies on Mario Bunge’s Treatise. Ámsterdam-Atlanta (Georgia): Rodopi, 1990.
•Wan, Poe Yu-ze. Reframing the Social: Emergentist Systemism and Social Theory. Aldershot, England: Ashgate Publishing, 2011.
Veamos a continuación la valoración de por qué el psicoanálisis es una pseudociencia.

Según explica M. Bunge en su tratado de La Investigación Científica:

« El psicoanálisis no debe confundirse con la psicología ni con la psiquiatría. El psicoanálisis pretende ser una teoría y una técnica terapéutica. Como teoría sería aceptable si se mostrara que es suficientemente verdadero; como técnica, si se mostrara que es suficientemente eficaz. Pero para poder sostener la pretensión de verdad o la pretensión de eficiencia, un cuerpo de ideas y practicas tiene que someterse el mismo a los cánones de desarrollo de la ciencia pura y aplicada, por lo menos si desea ser tomado por una ciencia. Ahora bien, el psicoanálisis no consigue pasar las pruebas de cientificidad.

1. Las tesis del psicoanálisis son ajenas a la psicología, la antropología y la biología, y a menudo incompatibles con ellas. Por ejemplo el psicoanálisis es ajeno a la teoría del aprendizaje, el capitulo más adelantado de la psicología. La hipótesis de una memoria racial inconsciente no tiene apoyo alguno en genética; la afirmación de que la agresividad es instintiva y universal se contradice con la etnología y la antropología; la hipótesis de que todo hombre acarrea un complejo de Edipo esta en contradicción con los datos de la antropología. Esto no sería grave si se tratara de puntos secundarios de la doctrina; pero son puntos importantes y, sobre todo, el psicoanálisis no puede apelar a la ciencia para eliminar esas partes de su doctrina, porque se presenta como una ciencia rival e independiente.

2. Algunas hipótesis psicoanalíticas son incontrastables; por ejemplo las de la sexualidad infantil, la existencia de entidades desencarnadas dentro de la personalidad (el id, el ego, el super ego), y del sueño como significativo de la vuelta al seno materno.

3. Las tesis psicoanalíticas que son contrastables han sido ilustradas, pero nunca realmente contrastadas por los psicoanalistas con la ayuda de técnicas corrientes de contrastación; en particular, la estadística no desempeña papel alguno en el psicoanálisis. Y cuando han sido psicólogos científicos los que han sometido esas tesis a contrastación, el resultado ha sido un fracaso. Ejemplos:
a) la conjetura de que todo sueño es la satisfacción de un deseo ha sido contrastada preguntando a sujetos con necesidades urgentes y objetivamente conocidas, como la sed, el contenido de los sueños; resultado: hay muy escasa correlación entre las necesidades y los sueños.
b) Según la hipótesis de la catarsis, la contemplación de films que exponen comportamientos violentos debería tener como resultado una descarga de agresividad; la experimentación científica ha mostrado el resultado contrario (R. H. Walters y otros científicos, 1962).
c) Estudios muy sistemáticos y tenaces (W. H. Sewell, 1952, y M. A. Strauss, 1957) han destruido la tesis psicoanalítica de que existe una correlación relevante entre las primeras costumbres de alimentación y excreción, por un lado, y rasgos de la personalidad por otros.
d) Formando grupos para estimar la influencia de la terapéutica psicoanalítica en la neurosis, no se ha encontrado influencia favorable alguna, pues el porcentaje de curaciones estaba algo por debajo del porcentaje de curaciones espontaneas (resultados de H. H. W. Miles y otros experimentadores, 1951, de H. J. Eysenck, 1952, y de E. E. Levitt, 1957); en cambio, la técnica científica de recondicionamiento tiene éxito en la mayoría de los casos (J. Wolpe, 1958).

4. Aunque algunas conjeturas psicoanalíticas son, tomadas aisladamente, contrastables, y lo han sido, como acabamos de ver, en cambio no son contrastables tomadas como un cuerpo total. Por ejemplo: si el análisis del contenido de un sueño no muestra que ese sueño es la satisfacción imaginaria de un deseo, el psicoanalista sostendrá que eso solo prueba que el sujeto ha reprimido enérgicamente su deseo, el cual está por tanto más allá del control del terapeuta; análogamente, ante una persona que no presente complejo de Edipo, el psicoanalista dirá que lo tiene muy reprimido, tal vez por temor a la castración. Y de esta manera las diversas tesis, los diversos miembros de la banda, se protegen los unos a los otros, y la doctrina en su conjunto resulta inatacable por la experiencia.

5. El psicoanálisis, además de eliminar por absorción indiscriminada toda evidencia que normalmente (en la ciencia) seria considerada desfavorable, se resiste a la crítica. Y hasta la elimina mediante el argumento ad hominen según el cual el crítico está manifestando el fenómeno de resistencia, y confirmando así la hipótesis psicoanalítica sobre ese fenómeno. Ahora bien: si ni la argumentación ni la experiencia pueden resquebrajar una doctrina, entonces esa doctrina es un dogma, no una ciencia. Las teorías científicas, lejos de ser perfectas, son, o bien fracasos que se olvidan, o bien construcciones perfectibles, y por tanto corregidas en el curso del tiempo ».

En conferencia ofrecida el 10 de noviembre de 1989, M . Bunge plantea acerca del psicoanálisis:

« El psicoanálisis esta en el mismo bote que la parapsicología, con el agravante de que los psicoanalistas no hacen experimentos y cobran consulta. En primer lugar el psicoanálisis, al igual que la parapsicología, involucra el dualismo psiconeural, es decir, la tesis de que la psique es inmaterial y, más aún, puede actuar sobre el cuerpo, por ejemplo, causando dolencias psicosomáticas. Semejante dualismo choca con la psicología fisiológica y mantiene a la medicina psicosomática en una etapa precientifica. La medicina psicosomática científica no es sino psiconeuroendocrinoinmunologia: explica las llamadas « somatizaciones » como efectos de procesos cerebrales que interactúan con procesos musculares, endocrinos o inmunes.

En segundo lugar, las hipótesis psicoanalíticas son de dos clases: contrastables e incontrastables por medios empíricos. Por ejemplo, la hipótesis de la represión es incontrastable, porque algo reprimido, tal como un trauma infantil o el complejo de Edipo, no se distingue empíricamente de algo que no existe. Ahora bien, por definición de « ciencia » las hipótesis incontrastables no son científicas. Ergo, la parte incontrastable del psicoanálisis no es científica.

En cuanto a las hipótesis psicoanalíticas contrastables, a la vez se agrupan en dos clases: las que han sido puestas a prueba y las que aun no han sido contrastadas. Por ejemplo, las estadísticas existentes muestran que el tratamiento psicoanalítico es ineficaz en el mejor de los casos; en cambio, los tratamientos científicos de los mismos trastornos, por ejemplo, mediante terapia de la conducta, drogas o cirugía, son eficaces en un alto porcentaje.

Otro ejemplo es la hipótesis psicoanalítica de que la personalidad adulta está determinada únicamente por el tipo de entrenamiento precoz del control de los esfínteres: el entrenamiento severo produciría individuos de carácter « anal », y el permisivo, individuos de carácter « oral ». Estudios cuidadosos han mostrado que no hay correlación entre las dos variables. Mas aún, desde el punto de vista conceptual la partición de las personalidades entre anales y orales es burda y deja de lado rasgos importantes tales como la prosocialidad y la antisocialidad, la introversión y la extroversión, la laboriosidad y la facilidad de aprendizaje. La propiedad misma de ser « anal » u « oral » es imaginaria.

No ha habido muchos experimentos para poner a prueba las fantasías psicoanalíticas, y los pocos que hay han sido diseñados y ejecutados por no psicoanalistas. Que yo sepa, ninguna de las hipótesis contrastables del psicoanálisis ha sido confirmada. Sin embargo, también en este caso debemos ir al encuentro del empirista ingenuo, que pide una postergación de la condena definitiva del psicoanálisis hasta tanto no aparezcan datos empíricos favorables al mismo. En mi opinión esta eventualidad no puede ocurrir porque el psicoanálisis comete el pecado filosófico original de sostener el dualismo psiconeural, así como el pecado metodológico de aislarse de las demás disciplinas y exigir que se lo juzgue con su propia vara. La hipótesis del alma inmaterial (dividida en yo, superyo y ello) es incontrastable en el mejor de los casos, y en el peor, choca con el monismo psiconeural inherente a la psicología fisiológica. Y la exigencia de gozar del privilegio de no ser sometido a los mismos controles experimentales que se emplean en la psicología colocan al psicoanálisis automáticamente al margen de la ciencia.

En resolución, el psicoanálisis es tan pseudocientífico como la parapsicología. El único modo que tienen los psicoanalistas de evitar este estigma es adquiriendo otro: sosteniendo, como lo hacen Lacan y sus discípulos, que el psicoanálisis no tiene pretensiones científicas, pues pertenece a la psicología « humanista » o incluso a la retorica. No veo inconvenientes en concederles esta retirada, siempre que se abstengan de tratar enfermos mentales ».

ENTREVISTA A MARIO BUNGE 07.10.2006
« Hay brujos y chamanes en todas partes »

Brujos y posmodernos

– —Usted dice que la política es un lugar para brujos y chamanes. ¿Por qué cree que es así?
– —No solamente la política. Brujos y chamanes los hay en todas partes: en el comercio, en la universidad. Pero, desde luego, prosperan más en el Tercer Mundo que en el Primero. El nivel cultural es más bajo entre los políticos, entonces hay menos interés en comprobar, en poner a prueba lo que dice la gente. Hay entusiasmo por líderes, en política en particular, que tienen lo que se llama carisma pero que no hacen nada concreto por mejorar las condiciones de vida de la gente. Estados Unidos es un caso típico: el actual presidente ha sido votado dos veces y todo el mundo sabe que es un hombre ignorante, inculto, cruel, que no tiene escrúpulos de ningún tipo. Es arrogante, cree que habla directamente con Dios. Y, sin embargo, ha tenido el voto del 50 por ciento del electorado. Ahí tiene usted un brujo que ni siquiera piensa por cuenta propia, porque ya se sabe que sus allegados más próximos son quienes piensan y planean por él. La gente, en general, es crédula. Somos muy ingenuos, y no solamente en la Argentina sino también en países avanzados como EE.UU.
– —Siempre ha fustigado a cuatro pasiones argentinas: el psicoanálisis, la homeopatía, el existencialismo y el posmodernismo. ¿Por qué cree que en la Argentina tienen tanto éxito?
– —Son fáciles, no requieren un aprendizaje riguroso y largo. Cualquier diletante, aficionado, puede tomar un libro de Freud o de Lacan o de alguno de los posmodernos y, aunque no lo entienda, puede repetir. El caso del existencialismo es más complejo porque los existencialistas emplean un lenguaje muy oscuro, al punto de ser ininteligible. Por ejemplo, cuando Heidegger cree definir el tiempo diciendo que es la maduración de la temporalidad, es una frase sin sentido, es para épater le bourgeois, para deslumbrar a los amigos: « Ah, qué bien, habla en difícil ». Eso da prestigio en ciertos lugares.

– —¿Cree que el psicoanálisis necesitaría de un laboratorio que demostrase sus teorías?
– —Los psicoanalistas no están en condiciones de hacer experimentos. No tienen formación científica, no entienden lo que es el método experimental. Por eso es que en ninguna parte del mundo hay laboratorios de psicoanálisis.

– —Buenos Aires sigue siendo una de las capitales del psicoanálisis: hay más lacanianos que en Francia.
– —Sí, así es. Eso muestra justamente el atraso de la cultura, el daño que han hecho algunos intelectuales argentinos que han estado predicando el psicoanálisis desde las cátedras. Es como si en la Facultad de Química se enseñara alquimia. Son gente inculta e irresponsable que ha estado difundiendo una superstición.

– —Su hija es psicóloga, ¿le interesan Freud y Lacan?
– —Ni siquiera los ha oído nombrar. Sí a Freud, pero no lo estudió porque ha estudiado en lugares serios, en las mejores universidades norteamericanas, en Yale, Stanford y ahora es profesora en la Universidad de California. Ahí no se estudian esas cosas. Y a Lacan nadie lo conoce fuera de la Argentina y de Francia.

Ciencia y universidades de cuerina

– En la relación entre ciencia y filosofía, ¿cree que los científicos leen filosofía como para darle un contexto a su trabajo?
– —Creo que la mayoría de los científicos no tiene información filosófica, de modo que muchas veces son contradictorios. Por ejemplo, los fundadores de la física atómica y de la física nuclear decían que los físicos deben ocuparse sólo de lo que se puede observar directamente. Pero la física atómica y la nuclear se ocupan de lo inobservable. Lo que pasa es que esos científicos habían sido víctimas de una filosofía atrasada, el positivismo, el empirismo, que sostienen que las únicas fuentes de conocimiento son los sentidos. Los científicos no suelen tener conciencia filosófica. Pero la mayor parte de las filosofías que se enseñan por ahí son anticientíficas, no tienen nada que ver con la ciencia. Y las facultades de Filosofía de la mayor parte del mundo enseñan, como si fueran muy serias, doctrinas obsoletas, por ejemplo, la filosofía kantiana, la filosofía positivista, la fenomenología de Husserl. Los filósofos se han quedado atrás, de modo que no se quejen si los científicos no los escuchan.

– —¿Considera que la Universidad de Buenos Aires es una universidad de cuerina (de segunda)?
– —Sí, pero tiene grupos aislados, pockets, aquí y allá de investigadores muy valiosos pero con muy pocos recursos.

– —¿Habría algunos lugares de cuero (de primera) entonces?
– —No solamente en la UBA , también hay investigadores valiosos en el interior, en La Plata , en Rosario, en Santa Fe, en Córdoba, en Tucumán, en Mendoza. Pero están muy aislados. Yo los admiro, para mí son héroes, gente que hace buen trabajo en condiciones muy pobres.

– —En su libro señala que en EE.UU. se sabe cuándo egresa un estudiante de la universidad. En la Argentina las carreras suelen durar más de lo establecido. ¿De quién cree que es la responsabilidad?
– —Del estudiante mismo, pero muchas veces la causa es económica. Hay pocos estudiantes argentinos de tiempo completo. Para poder costear sus estudios, tienen que emplearse. Pero también en mi época, cuando eso no ocurría, estaba lleno de estudiantes que venían de la provincia, eran mantenidos por sus padres chacareros y tardaban años y años en recibirse o no se recibían jamás y se dedicaban a otras cosas como los burros, jugar al truco o tomar mate. Había incluso estudiantes que por motivos políticos no se recibían, porque querían seguir siendo dirigentes políticos. Es mucho más fácil ser dirigente universitario que ser dirigente de un partido político.

Cultura, migrantes, cruces

-Usted da cuatro definiciones o de cultura (una cultura popular; una más elevada que involucra la literatura y la filosofía; otra de base técnica y otra comercial). ¿Cuál considera que es más importante?
– —La comercial, desde luego, es desdeñable. Se hace para vender, no para educar y dar placeres un poco refinados. La cultura que yo prefiero es la cultura superior. Pero no por eso desdeño la cultura popular cuando produce algo bueno. Por ejemplo, hay música popular auténtica, no la comercial. Es famosa, por ejemplo, la pintura haitiana o las alfombras que vienen del Oriente.

– —¿Le parece que la filosofía práctica pueda dar soluciones a los problemas de la vida cotidiana y que, en algunos casos, reemplace las psicoterapias?
– —Las psicoterapias se ocupan de las perturbaciones mentales, y la ética, que es parte de la filosofía práctica, se ocupa de elaborar y analizar normas de conducta sociales. Por ejemplo, si alguien tiene alucinaciones, el filósofo moral, el ético, no tiene nada que decir. Pero, si una persona comete actos antisociales, inmorales, entonces sí el filósofo moral tiene que intervenir y decir que eso es inmoral. La ética se ocupa, por ejemplo, de la agresión armada, de la conducta egoísta, de las conductas prosociales o antisociales. Hay ética no solamente de la conducta ideal sino también de los problemas sociales, por ejemplo: ¿Está bien que el Estado se desentienda de la pobreza como sostienen los neoliberales?, ¿Está bien que se ocupe solamente del crecimiento y no de la distribución de la riqueza? Esos son problemas morales. La filosofía moral y la filosofía política se ocupan de esos problemas, que no tienen nada que ver con la psicología anormal o patológica.

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